....sobre la separación de padres...
14/06/2006
Cada día me encuentro familias en que los padres, por diversas razones, se separan. Y unos hijos, entre desconfiados, aburridos, tristes o "como si no pasara nada" pasan ante mí, con recelo ante eso que su padre o su madre le dicen "psicólogo", "terapeuta" o "vamos a ver al Joan".
No suele haber separación amistosa. Es muy difícil que no exista el recelo, la tensión, los recuerdos que aún hieren... Puede existir una guerra, en silencio, en la que cada cual la que lucha por ver un horizonte donde antes tenía un matrimonio, una familia al completo. Y ahora se tiene que enfrentar con optimismo a un piso por hacer, a una renovación, a un “redecora tu casa”, como decía el eslogan de una conocida marca de grandes almacenes.
Acompaño a personas también en las que la separación es una liberación. Pero no hay que engañarse, incluso las autopistas tienen peajes.
Hace poco un niño me dibujó dos guerras en un mismo papel. Separadas por una línea. Él se dibujó en medio.
Una adolescente abrió los ojos -y parte de su corazón- al ver que me preocupaba por su padre, que le comentaba que, a pesar de su carácter, sus formas, sus incoherencias y sus locuras, que simplemente me preocupaba por él. “El malo de la película”. Y que lo llamaría para ver si quiere venir a hablar con ellos. Un padre evidentemente criticado por la otra parte, pero que no deja de ser su padre.
Me encuentro con padres y madres donde se juntan las necesidades personales con la inquietud de que no le pase nada malo al niño. Y una separación pone de relieve, de forma muy determinante esas necesidades, que muchas veces no conocemos, que no sabíamos, que culpabilizamos al otro/a, que son asignaturas que aún tenemos por resolver nosotros mismos.
Podemos romper nuestro compromiso con nuestra pareja al no poder crecer junto a ella. Nos tocará, durante un tiempo al menos, crecer en solitario.
Desat a: Infancia
